Hay ciudades de peregrinación y lugares de peregrinación dentro de las ciudades. Lugares que por una cosa o por otra se han convertido en centro neurálgico, en zonas de visita obligada, en iconos de la urbe a la que en ocasiones llegan a representar. Es lo que le sucede a Piccadilly Circus en el centro de Londres. No es en realidad nada especial. Es solo una plaza. Que une varios puntos destacados. Con grandes luminosos publicitarios y hordas de gente que se acercan hasta allí en una peregrinación no confesada.
¿Quién ha ido a Londres y no se ha pasado por Piccadilly Circus? ¿Quién ha visto un reportaje de la capital inglesa y no ha visto su estampa? Nadie. Pertenece a uno de esos rincones que toman vida propia. Como el Big Ben, el London Eye o la Catedral de San Pablo. Lugares de visita obligada independientemente de cómo seas, qué te guste o qué estés buscando.
Esta plaza en realidad nació sin demasiado propósito. Simplemente unir ciertas calles de compras importantes del centro. Eso sí, nació hace casi dos siglos. Así que es sin duda alguna testigo de cargo de la rica historia de este país.
Pronto el West End, el barrio donde se encuentra, empezó a coger cuerpo. Tiendas, teatros, la cercanía del Soho… Y hace un siglo colocaron las primeras vallas publicitarias que han terminado siendo la imagen reconocible del lugar. Posiblemente Coca-Cola, TDK y Sanyo no han hecho mejor inversión en medios que esta. Será caro mantener ese privilegiado lugar, pero es un privilegio al que ninguna marca querría renunciar.
Sus logotipos forman parte de la plaza desde que nació la fotografía, aunque en los últimos años han sido remplazados por pantallas de alta definición. Y resulta difícil reconocer una imagen de ella sin ellos. Son la misma plaza. Y los impactos que producen en el público son incontables. Al día miles de personas se acercan en peregrinación turista hasta allí y los retratan millones de veces al año. Retratan anuncios. Retratan publicidad.
Para las marcas mejor imposible. Para los turistas algo imprescindible en una ciudad icono del consumo. No es una gran plaza. No es excesivamente grande ni excesivamente bella, pero yo siempre que he ido a Londres, he pasado por ella al menos una vez…
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